Namuska, acostumbraba a quedarse sola en casa, mientras su esposo un empresario exitoso, andaba en reuniones con sus amigos según él, en asuntos de negocios; y ese día de su cumpleaños ella tenía unas ganas de disfrutar como nunca…pero como siempre su esposo no llegaría a casa. Sin embargo, su chofer quien era su empleado, confidente y joven como ella, era la persona ideal para pasarla bien, por lo que esa noche ambos se embriagaron dando rienda suelta a sus desenfrenadas pasiones.
Al amanecer el frio que acariciaba el cuerpo desnudo de Namuska la hizo despertar, más aun por la pesadez de la resaca… al principio le pareció extraño su habitación, pero luego recordó vagamente que había tenido sexo con su chofer, acordándose de gritos y llantos. Luego vería asombrada que al costado de la cama yacía tendido en el suelo el cuerpo de un hombre, boca abajo desnudo bañado en sangre…ella miro sus manos que estaban teñidos de sangre…y que a poca distancia había un cuchillo ensangrentado. El miedo y el pavor le invadieron que se desplomo cayendo de rodillas al piso…
Pensó que era urgente contarle la verdad a su esposo, a pesar de las discrepancias entre ambos, era un hombre muy influyente que podía ayudarlo en ese grave problema. Marco su número celular, y una melodía empezaba a sonar desde la mesita de noche que daba a la cama, y al cerciorarse del cadaver los pelos se le pararon de punta al ver que había asesinado a su esposo y no a su chofer…
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