domingo, 19 de marzo de 2017

La Revelación de Cristo Jesús en la Cruz


El entregó  su vida por nosotros y lo hizo por amor.
Y lo que nunca el  enemigo  y nadie imaginó, se dio en la maravillosa resurrección. 
De saber que Jesús venció a la muerte, toda vez que al tercer día resucitó  de entre los muertos.
Acontecer maravilloso y sobrenatural que desde entonces es, y será siempre el mayor triunfo de la humanidad.
Y ese gran triunfo siempre será nuestra mayor victoria.
"Mi victoria".  
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Hace más de dos mil años Cristo Jesús fue crucificado y muerto por dolor.

Ningún ser humano padeció y sufrió tanto como padeció Jesús al morir en la cruz,
toda vez que previo a su muerte fue torturado y flagelado cruelmente.

Con él se cometió la peor de las afrentas y barbaries, tan solo por decir que era hijo de Dios, y por esa verdad se manipuló la ley en aquél entonces para aplicar la peor de las injusticias y acusarlo por  un delito (blasfemia) al cual nunca cometió.

Y fue llevado ante un tribunal  donde a pesar de no habérselo probado nada en un proceso irregular e indebido,  fue sentenciado y condenado injusta y arbitrariamente a la crucifixión, condena reservado solo para los peores criminales y asesinos.

Pero antes de ser llevado al monte Gólgota, lugar donde seria crucificado, en su  interior del pretorio romano fue desnudado para ser  flagelado brutal  y cruentamente por los soldados romanos sin misericordia y  piedad.

Se sabe que el flagelo y los azotes que recibió Jesús en todo ese  trayecto hacia el monte Gólgota fueron incontables e interminables; no obstante, se dice que fueron 39 azotes lo que recibió Jesús,  en el interior del pretorio romano con un látigo  que tenía varios rejos, y cada uno de ellos tenía incrustaciones de metal y hueso cortante, cada látigo que recibió  en  su cuerpo le desollaba la piel, hasta quedar la carne desgarrada, viva y expuesta.

No hubo parte de su cuerpo que no haya quedado lesionado y molido  por el cruel castigo que se le dio.   (Isaías 53 - 5)

Y aun encontrándose en esas condiciones, en un estado grave y débil, con intenso dolor y sufrimiento fue obligado a cargar un pesado madero de cruz, en los momentos en que las fuerzas ya no habían, y recorrer un extenso camino penitente hacia la muerte; sin embargo, en todo ese calvario jamás se resistió al castigo, ni se escuchó quejarse con palabra alguna de rencor o venganza hacia sus opresores y verdugos; dejando así una clara enseñanza a la humanidad de  lección de obediencia  y fortaleza, al caerse y tan luego levantarse para seguir adelante en su propósito.


  Lucas 23 verso 34)   a pesar de los momentos tan duros y dolorosos que atravesaba.

Y  una vez crucificado  su  padecimiento  aún fue mayor.
Con todo un profundo e inmenso dolor que jamás hombre alguno pudo haber sufrido; y de seguro  no habrá  ser humano que muera de la misma forma en que Jesús murió; morir de dolor. (Hebreos 10 - 10)

Aunado al hecho de recibir  todos  los insultos e improperios  de la multitud de gente entre ellos los fariseos, quienes se burlaron y lo humillaron hasta la saciedad, con palabras como si eres hijo de Dios, sálvate a ti mismo. Incluso mucha gente que se encontraban presentes ese día, alguna vez  habían aplaudido a Jesús por haber sido testigos de los tantos milagros que hizo a los enfermos y desvalidos, pero que incomprensiblemente fueron los mismos  que ese día celebraron  su agonía y su muerte.  (Isaías 53 - 3)   (2 corintios 5- 21)
 .
La muerte de Cristo Jesús si bien estuvo escrita en las escrituras, fue la peor muerte, una muerte vil que nunca se volverá a repetir.


En consecuencia, la revelación de Cristo Jesús en la Cruz, nos reafirma el gran poder de Dios que tiene sobre las tinieblas, sobre la vida  y sobre la muerte, y ese gran amor que Dios siente hacia todos nosotros sin excepción.

Por cuanto una vez muerto en la cruz descendió a los infiernos donde se hallaban  los muertos justos privados del anuncio de salvación, arrebatando para siempre las llaves del infierno.    (Efesios 4 verso 9-10)  (Apocalipsis 1 verso 18)

Jesucristo con su muerte en la cruz  y su sangre derramada, no solo nos redimió del pecado sino también se llevó toda opresión, toda maldición, angustias y enfermedades para darnos  una vida en abundancia.

Con su muerte en la cruz  Jesús  nos hizo libres de todo pecado, nos liberó  de toda maldad y de toda miseria.  Y con su  sangre vertida  pagó el derecho de nuestra salvación.

El entregó  su vida por nosotros y lo hizo por amor.

Y lo que nunca el  enemigo  y nadie imaginó, se dio en la maravillosa resurrección. De saber que Jesús venció a la muerte, toda vez que al tercer día resucitó   entre los muertos.

Acontecer maravilloso y sobrenatural que desde entonces es, y será siempre el mayor triunfo de la humanidad.

Y ese gran triunfo siempre será nuestra mayor victoria.


"Mi victoria".

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Jesucristo murió en la cruz por las razones siguientes:

- Por amor.                                                Juan 10 verso 17-18
- Para perdonar nuestros pecados.          Hebreos 9 verso 15


- Para darnos vida eterna.                        1 de corintios 1 verso 9

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