viernes, 31 de mayo de 2013

UN PACTO CRIMINAL


                             (Micro relato de un abogado)


Cierto día que me entrevisté con un  interno en un  penal de la capital. Este me cuenta su problema y me pide  que le saque de una duda. -Doctor, estoy aquí por dos crímenes que cometí. La primera fue por haber asesinado a mi cuñado. Cuando un día por casualidad  llegué a la casa de mi hermana y veo que este le golpeaba salvajemente en el suelo. Yo que me encontraba bajo los efectos del alcohol sin medir las consecuencias, agarro un cuchillo de cocina y se lo incrusto en el pecho de mi cuñado, y escapo del lugar. El segundo hecho se produjo  cuando al cabo de dos semanas de haber matado a  mi cuñado, decido salir de mi escondite para  regresar  de improviso a mi casa. Grande fue mi reacción al encontrar  a mi esposa con mi mejor amigo manteniendo relaciones sexuales en mi propia cama, por lo que  enloquecido desenfundé mi revolver y de varios certeros en el cuerpo  acabé matando a ella y  a su  amante.  Por el primer crimen de lesiones seguidas de muerte solo me condenaron a nueve años. Y por el segundo crimen de homicidio calificado que fue el más grave, me condenaron a treinta años de pena privativa de libertad. Han pasado  seis años que estoy en prisión, y un funcionario a quien conozco bien, y que trabaja aquí en este mismo centro penitenciario me ha pedido una buena cantidad de dinero a cambio de mi libertad…
-Mi pregunta es, Doctor, usted cree que es posible obtener mi libertad?…
-Antes de responderte, le has comentado a ese funcionario  de  la gravedad de tus crímenes, de los años de condena que te han impuesto y de  los años que  bienes cumpliendo en este penal?  Pregunté…
-Claro que sí. Y hemos pactado que a cambio del dinero que ya le  entregué, el deberá de sacarme  de aquí como sea, porque si no cumple, acabaré matandolo…
Así han quedado ustedes? Pregunté…
Sí Doctor, este funcionario me ha dicho expresamente estas palabras: “de acuerdo” “si te fallo me matas”…
Luego de haberlo escuchado atentamente a este interno recluso, quise decirle que con seis años que llevaba en prisión era imposible que pueda obtener su libertad con algún beneficio penitenciario; sin embargo, en ese preciso momento me llamaron urgentemente de administración, por lo que me retire del lugar no sin antes disculparme por no haberle podido absolver  su inquietud.
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Creo que  esa llamada de urgencia fue acertado, de lo contrario  el interno hubiera quedado desilusionado.