domingo, 22 de octubre de 2017

SI QUIERES SABER CUANTO TE QUIERO CUENTA LAS ESTRELLAS DEL CIELO

(Solo para alguien como yo)
(Publicado el 22-08-2012)



Ella era una hermosa niña, de ojos deslumbrantes y  rostro angelical. 

El era un niño simpático, humilde, algo tímido, pero muy sentimental…

Su primera ilusión fue por  aquella niña que estudiaba en aquel colegio, que lo llamaban “ blanca escuela”,  un colegio para niñas y para gente exclusiva;  aunque  ambos cursaban el quinto año de primaria,  aquel  niño estudiaba  en un colegio estatal.

Pero él no tenia ni para comprarse  un caramelo, entonces pensó que recolectando rosas rojas y obsequiarlo a la niña, podría llamar su atención  y porque no, poder  ganar  su amistad y tal vez, algún día  ganar su corazón.

La primera vez,  le costo gran esfuerzo en convencer a la niña a que recibiera su  regalo; y después de ese día, todos los martes y jueves antes de empezar las clases, lo esperaba en la puerta de la escuela  para  obsequiarle  un pequeño sobre, y tan pronto que le entregaba su obsequio  aquel  niño corría  presuroso  a  su escuela con tal  de no perder sus  clases...

Y aquella niña  una vez que se encontraba en el aula, muy sigilosamente abría el pequeño sobre, y  siempre encontraba una rosa roja… aunque un poquito  marchitada, era una rosa, luego abría la cartita, que decía: “te quiero mucho”…
"Y  si quieres saber cuanto te quiero cuenta las estrellas del cielo"...
De esta manera se llegaron a conocer…y con pequeños obsequios, que con el tiempo cautivarían, el  sensible  y  tierno  corazón de aquella niña.
En varias ocasiones  habían acordado verse a la hora de salida, pero era imposible porque a ella  todos los días venían a recogerla. 
Al  finalizar el año escolar,  en  la fiesta de promoción de la niña;  luego que sus padres platicaban amenamente con la maestra y el Director, ambos niños ilusionados sin que nadie se diera cuenta, se escaparon de la fiesta, yéndose  al  parque más cercano del lugar.

Y sentados en una banca, bajo un hermoso  cielo poblado de estrellas, el niño le declaro su amor... 


Si, y  fueron felices experimentando juntos, por vez  primera  la maravilla  del primer beso...

La pureza  del  primer amor...

Esa noche inolvidable, fue la última vez que se vieron porque tan luego acabaron las clases, la niña partió a la capital…

Aunque nunca dejaron de comunicarse por intermedio de cartas. Transcurrieron  doce  años, para que  volvieran de nuevo a encontrarse; ella una  empresaria de éxito, con poca dicha en el amor. Mientras aquél, era todo un caballero, pastor de  hombres, predicando a donde iba  la palabra de Dios…

Bueno, esta historia realmente es muy larga y muy interesante, que se necesitaría horas o tal vez días para llegar a su final…

En resumen, ambos habían tenido historias diferentes, y a cada uno le había tocado situaciones duras y adversas  en los años que se habían dejado de ver, solo que esta vez,  para reconquistar a su amada, el  volvería  a utilizar los mismos métodos que alguna vez utilizó; es decir, “ rosas rojas  y cartas con poemas de amor”…

Y de  esa bonita amistad,  renació el verdadero  amor...
Solo que esta vez  fue un amor más grande y fuerte…
Que decidieron casarse  con  la bendición  de Dios… 

Con el  tiempo llegaron a tener cinco hijos, y ambos emprendieron el mismo camino el del esposo. Y aunque muchas veces tuvieron fuertes problemas, pero unidos con amor, todo lo era  superado…

Dios los bendijo  prosperándolo  en todos los aspectos…

Y en medio de ese  amor idóneo, aquel nunca dejo de regalar  a su esposa, "rosas rojas", como cariño de su gran  amor…
detalle que ella nunca dejó de valorar…


Hoy en la actualidad, sus hijos son unos jóvenes y todos ellos son personas de bien, y aunque haya transcurrido los años, aquellos esposos siempre se dan un tiempo para  salir juntos a  pasear. Y sin perder la cuota romántica, casi siempre suelen sentarse sobre las bancas de los aledaños parques bajo la  suave luz del hermoso infinito cielo azul…

Y aunque reposados por los años, como dos jóvenes enamorados, sus ojos siempre tienden a mirar como destino final,  el firmamento…

Como  intentando  contar  las estrellas del cielo…

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