(Por primera vez esta publicación)
(Extracto de mi cuento "Por los confines del mar")
(Solo para alguien como yo)
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POR LOS CONFINES DEL MAR
Esta es la historia de un joven pescador que de
tanto vivir muy atormentado decidió todas las noches llevar sus tristezas hacia los bordes de la
playa donde nadie pudiera verlo llorar.
Fue así que por espacio de un tiempo empezó a frecuentar los bordes de la playa sentándose sobre el seno de las rocas, donde pudiera contemplar el grandioso azul
oscuro del vasto cielo, como el azul crepúsculo
del inconmesurado mar...
Una noche repentinamente, en medio de la neblina que
amedrentaba el entorno de aquella noche fría otoñal el joven pescador se percató que a escasos metros
de las rocas en un rincón de la calma marea de las aguas, una
bellísima mujer con una voz muy sensual
se le presento ante él diciendo que se llamaba Coral.
Aquel joven impresionado e iluminado por la
hermosura deslumbrante de aquella mujer sirena se quedó vislumbrado toda vez que tal beldad empezaba mágicamente a curar sus heridas y llenar el vació de su
corazón con esperanza y dulzura...
Y desde ese momento, acordaron frecuentarse seguidamente.
Con el transcurso del tiempo ambos se enamoraron naciendo entre ellos una bonita relación que perduraría con el tiempo.
Con el transcurso del tiempo ambos se enamoraron naciendo entre ellos una bonita relación que perduraría con el tiempo.
Bajo la luz de la luna todas las noches se
encontraban.
Aquél, esperando sentado sobre el filo de las rocas
y ella que asomaba su bellísima figura
sobre el arrecife del mar.
Coral, como se llamaba aquella hermosa sirena, era una
joven princesa que vivía por los inhóspitos imperios que existían en las profundidades del mar, pero al margen de todo,
era considerada no solo una bondadosa e
inteligente sirena, sino también “ la más
bella entre las sirenas que existían por
los paraísos del mar”.
Pero un día, por circunstancias de la vida, aquella joven sirena llegó a enfermarse, por lo
que dejaria de acudir
a sus encuentros romanticos con aquél joven pretendiente.
Mientras éste, sin enterarse de lo que realmente le sucedía a su amada sirena, todas las noches como de costumbre acudía al extremo de la playa para supuestamente encontrarse con aquella.
Mas al no encontrarla,
se desesperaba y al viento gritaba su nombre a fin de verla otra vez.
La llamaba desconsoladamente sin cesar....
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Así, y ante la desesperación de no sentir la presencia de su amada sirena, y no
resignándose a perderla, decidió ir
hacia la consecución de su amor y felicidad, y pensó:
“Mañana
sirena...
Bajo
el oscuro sereno del firmamento,
Descenderé hacia las
profundidades de un mundo…
Por
los confines del mar…
Iré a
tu encuentro,
Hacia
donde estés.
No
importa si he de recorrer
Los
inhóspitos cielos del mar;
En
algún lugar yo te hallare “.
Fue así que al día siguiente muy de madrugada,
el joven pescador turbado y cegado ante la
locura de un amor apasionado hasta el paroxismo; sumergido locamente por el
amor de aquella bellísima sirena,
prescindiendo los peligros que acarrea el mar hacia la muerte, se lanzó hacia las heladas aguas hasta descender hacia las profundidades del océano.
Por los
confines del mar.
Al encontrarse bajo la magnificencia del océano.
El joven iba buceando en busca de su amada princesa.
Buceaba impetuosamente hacia lo desconocido...
Luego de un intervalo de tiempo.
Después del exorbitante esfuerzo desplegado de
haber buscado por diversos cauces y llanuras.
Después de haberse desplayado por diversas grietas marinas, se sintió extenuado y enfermo.
Sus brazos y piernas empezaron a entumecérsele, cuando el aliento se esfumaba, cuando el oxigeno se extinguía, cuando su instinto de conservación se inhibía y la muerte inminente se apropió de aquél.
Después de haberse desplayado por diversas grietas marinas, se sintió extenuado y enfermo.
Sus brazos y piernas empezaron a entumecérsele, cuando el aliento se esfumaba, cuando el oxigeno se extinguía, cuando su instinto de conservación se inhibía y la muerte inminente se apropió de aquél.
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Mientras la princesa sirena que convaleciente se encontraba, al informarse de la muerte de su amado pretendiente. No dejaba de lamentarse y culparse de lo sucedido por no haber llegado a tiempo en su auxilio.
Y cuando halló el cadáver de su amado, lo abrazó fuertemente llevandolo a una gruta, ahí suplico a la divina providencia que viniera en su ayuda.
De pronto, cuando La bella Coral seguía llorando
incansablemente, aparecieron unos treinta
sirenitos alados entre niñas y niños, algunos montados sobre caballitos de mar,
otros que llevaban entre sus manos pequeñas conchitas y coralitos de ungüento.
“Eran los angelitos del mar".
Aquellos seres divinos tenían el don y el
poder no solo de curar si no también de hacer revivir al ser que moría por una
noble causa, o que por razones de
injusticias habían perecido en el mar.
Y cuando supieron de la desgracia del joven pescador que se había sacrificado por causa de un amor, decidieron hacerlo revivir.
Y cuando supieron de la desgracia del joven pescador que se había sacrificado por causa de un amor, decidieron hacerlo revivir.
“Entonces
aquél comprendió que su mundo ya no sería
el mundo de tierra seca; sino que
desde ese momento le correspondía el mundo de las profundidades del mar”.
Y ambos enamorados, ante
la presencia de la albura luna, en una fría
noche otoñal, decidieron
aventurarse para siempre bajo los inhóspitos cielos de los confines del mar.
Pues aquella hermosa princesa no solo lo llevaría a su amado a conocer su reino y fortaleza.
Tambien lo llevó a conocer su universo y sus estrellas....
Tambien lo llevó a conocer su universo y sus estrellas....
Su mundo, su cielo, su proeza...
Su paraíso y esplendor...
Llevándolo a vivir a su lecho, y a su hogar.
“Y por
los caminos de quien alguna vez fuera un
infortunado y desdichado hombre, desde que conoció a la bella Coral, nunca más existió en su camino el tormento
ni la soledad”.
Así, una vez que ambos llegaron juntos a la
cima del amor ...
Fundieron sus almas hasta sellar sus corazones en uno solo y de por vida, de dicha y
felicidad.
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Nota del Autor:
Por uno de los parajes frondosos que existen bajo las profundidades del oceano...por los confines del mar, existe una vislumbrante y hermosa ciudad llena de luces...(obviamente nunca antes visto).
Y que a raiz de la unión entre ambos jovenes enamorados, producto de ese inmenso amor naceria una hermosa luz de esperanza; y de esa hermosa
luz surgieron bellísimos colores como de arco iris, que irradiante de
resplandor hicieron florecer y embelecer
los inhóspitos cielos y campos de las profundidades del mar”.
(Extracto de mi cuento: "Por los confines del mar")
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