(Pensando en voz alta)
(Solo para alguien como yo)
Hoy
después de varias lunas he dejado todo, para venir a esta playa y poder presenciar el bello ocaso del sol…
Debajo
de un hermoso cielo azul - horizonte del
mar…
Hoy, he
venido desde lejos para reencontrarme
con mi historia, y con mi paz…
Los
demás se fueron a divertir; mientras yo me excuse aduciendo que tenía algo urgente que
hacer. Pero en realidad, nunca existió cosa urgente que hacer; tan solo fue un pretexto
para venir hasta este lugar, a fin de presenciar un bello resplandor de un crepúsculo atardecer…
Simplemente
eso…
Y hoy, quiero abrazar
con toda mi alma, al cielo, al
sol, y a la mar…
Tan
de mi ser…
Tan
de mi vida…
Apenas
recuerdo mi niñez, cuando mi abuelo me llevaba a la playa, y luego de
construir castillos de arena, contemplábamos maravillados la puesta del sol hasta su crepúsculo…
Solía decirme
que cuando el sol se ponía de amarillo- naranja, a un color más rojizo, “era cuando Dios,
cerraba su semblante para irse a descansar”…
Y
señalando hacia al frente me decía: “observa la maravilla de la puesta del sol”. Y disfrútalo...
Pues
frente a ti está, “lo simple y bello”...
Después
comprendí, que mi abuelo era la persona que más paciencia me tuvo. Y algo que aprendí de
él, fue el sentir amor por la naturaleza. Pues quedarme a contemplar el mar,
bajo un hermoso cielo azul infinito, resulto ser para mí un hermoso pasatiempo en mi vida cotidiana.
Mis
hermanos se extrañaban y creían que yo no era normal. Porque mientras ellos
pedían ir al cine y a otros lugares los
fines de semana, yo siempre pedía que me llevaran a la playa a fin de poder jugar; y en cualquier
época del año, igual me daba.
Reconozco
que fui el agua fiesta en casa; pero nunca lo hice de mala fe…
De
joven y adolescente, mi más preciado pasatiempo fue eso…
Nada más modesto y
simple...
Y debo reconocer que también aquello fue mi refugio de mis pesares y tristezas;
así como también de mis travesuras.
Fue mi
terapia natural. El ruido de las olas, la suave arena, la fresca brisa y olor, me
relajaba y sensibilizaba; incluso me inspiraba a dibujar un corazón y escribir algunos versos sobre la
arena.
Debo confesar que muchas veces preferí dejar de lado las invitaciones de amigos, a cambio de contemplar un bello atardecer frente al mar.
Debo confesar que muchas veces preferí dejar de lado las invitaciones de amigos, a cambio de contemplar un bello atardecer frente al mar.
Y muchas veces fui feliz…
Creo, que nunca anduve solo…
Porque
siempre escuchaba la voz de mi interior.
Y
creo, que esa voz era de Dios, que lo
tenía en mi corazón…
Y hoy
vuelvo a convencerme, cuánta razón el tenia…
Lo
simple y bello de la vida, está frente a
uno…
Igual
que la felicidad, que se halla dentro de uno mismo…
Y
aunque nada hay nuevo debajo del sol…
Mi
relación con mi mar, mi cielo y mi sol, fue y será mi relación y mi fe con
Dios…
Hoy
siento una atmósfera de paz en este lugar.
Disfrutar del ocaso del sol, y de ver que no muy lejos de aquí, una pareja de enamorados disfrutan el momento, con sus miradas puestas al mar…
Disfrutar del ocaso del sol, y de ver que no muy lejos de aquí, una pareja de enamorados disfrutan el momento, con sus miradas puestas al mar…
Reflexiono, “lo que se hace hoy, antes ya se había hecho”.
Y después, se hará lo mismo”…
Porque todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.
Siempre hoy es cuando.
Porque
lo simple y bello de la vida, está a nuestro alrededor…
Es
tan sencillo y puro... así…así no más….
Nada hay nuevo debajo del sol…
Yo conocía del cielo, entonces, el azul de su inmensidad...
Del sol, su resplandor...
Y del mar, tan solo sus orillas...
Y un día fui feliz...
Yo conocía del cielo, entonces, el azul de su inmensidad...
Del sol, su resplandor...
Y del mar, tan solo sus orillas...
Y un día fui feliz...
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Nota del Autor:
Si por casualidad llegas a transitar por todo el circuito de playas y en algún lugar, logras divisar a un hombre solitario, sentado entre los peñascos o muelle, o sobre una banca o la arena, y se encuentre contemplando el horizonte del mar, bajo un majestuoso cielo infinito... ya sea en cualquier época del año, con sombrero o sin ella, o tan solo sujeto a un paraguas... "Ten por seguro que ese hombre soy yo".
Si por casualidad llegas a transitar por todo el circuito de playas y en algún lugar, logras divisar a un hombre solitario, sentado entre los peñascos o muelle, o sobre una banca o la arena, y se encuentre contemplando el horizonte del mar, bajo un majestuoso cielo infinito... ya sea en cualquier época del año, con sombrero o sin ella, o tan solo sujeto a un paraguas... "Ten por seguro que ese hombre soy yo".
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Eclesiastés
1- Verso 4, 5, 6, 7, 9
-
Generación va, y generación viene; más la tierra siempre permanece.
-
Sale el sol, y se pone el sol, y se
apresura a volver al lugar de donde se levanta.
-
El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus
giros
vuelve el viento de nuevo.
-
Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos
vinieron, allí vuelven para correr de nuevo.
-
Que es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo
mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo
del sol.
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